Si acepta plenamente los seis pequeños pactos a los que han llegado  los agentes sociales, eso impediría, por ejemplo, que el Ejecutivo  legislara sobre dos aspectos que según los expertos deben modificarse  mucho más intensamente. Se trataría del sistema de formación profesional  para el empleo y la solución a la falta de acuerdo en la negociación de  los convenios colectivos. En el primero de los casos, patronal y  sindicatos han pactado prorrogar la situación actual, y en el segundo,  limitar solo en parte la prórroga automática de los convenios  (ultraactividad) a través del uso del arbitraje. Aceptar estos  minipactos contravendría también la promesa electoral de Mariano Rajoy  de limitar las prejubilaciones.
Dicho esto, si el Ejecutivo cumple su programa electoral, tendrá que  posicionarse sí o sí, al menos en dos cuestiones fundamentales: los  costes laborales (bonificaciones a la contratación y despido) y  contratación; y, en segundo lugar, acerca del peso de los convenios de  empresa en la estructura de la negociación colectiva.
Respecto al primero de los asuntos, se espera que el Gobierno cree un  nuevo contrato "para la crisis". Si finalmente tiene en cuenta el  modelo de contrato que estaban negociando patronal y sindicatos, este  será de carácter indefinido pero tendrá una duración de entre dos y  cinco años. Y su indemnización por despido estará entre los 20 días que  defiende la patronal o los 30 que piden los sindicatos y con un máximo  de una o dos mensualidades. En este punto hay una gran incógnita que  marcará la diferencia: si se optará por que este nuevo contrato no sea  solo para la crisis y sustituya los dos actuales contratos fijos, con lo  que erradicaría la histórica indemnización por despido de 45 días por  año.
Otra de las decisiones complicadas será optar o no por bonificar la  contratación. Es una política que Rajoy defiende para los jóvenes pero  que se ha demostrado bastante ineficaz en los últimos tiempos y de la  que están en contra los interlocutores sociales.
En materia de negociación colectiva, y en concreto la apuesta popular  de dotar de más poder a los convenios de empresa, el equipo de Rajoy  deberá decidir si se pone en contra con ello a buena parte de la  patronal y los sindicatos, que a través de los resquicios legales que  les dejó la última reforma de los convenios están pactando en un 80% de  los casos que sean los convenios sectoriales de ámbito superior a la  empresa los que primen sobre el resto.
Otras incertidumbres son si el Ejecutivo dará entrada de lleno a las  empresas de trabajo temporal en la intermediación del mercado de trabajo  o si dotará de mayor poder a los médicos de las mutuas para dar altas.
Nada podrán hacer los responsables económicos del Gobierno acerca de  la política salarial del sector privado, ya que esto compete  exclusivamente al ámbito de la negociación colectiva. Aunque también en  este punto podrán actuar con nuevos mensajes de contención salarial en  el sector público.
Se mojara el Ejecutivo a la hora de cambiar la ley?
Fuente: CincoDias.com
A falta de un muy poco previsible acuerdo de ultima hora entre patronal y sindicatos, el Ejecutivo se pondra manos a la obra desde el lunes para empezar a disenar su reforma laboral. La inmensa mayoria de los expertos coincide en la necesidad de darle a las instituciones y normativa del mundo laboral la vuelta como a un calcetin. Pero, se mojara el equipo de Mariano Rajoy a la hora de disenar su reforma? Que opciones tiene?
